Cuando cumplí cinco años me
regalaron a la
Princesa Aurora , esa del Príncipe Azul, y siempre estaba
jugando con ella, así que abandoné un poco a la PopStar. Creo que
por eso empezó a cantar bajito por las noches. A mí no me molestaba; antes,
cuando era mi favorita, me gustaba cantar con ella en brazos, que cantase por
las noches si quería. Pero un día, me pareció escuchar a la Patinadora hablar.
Me estaba quedando dormida y de pronto lo escuché. Pensé que era mamá hablando
con alguna amiga suya, pero me parecía un poco raro. Abrí la puerta de mi
habitación y escuché. La casa estaba en silencio, pero aún oía una vocecita.
Estaba tan cansada de todo el día en el cole, la clase de ballet, hacer los
deberes y patinar, que me quedé dormida. Unos días después me pareció escuchar
más vocecitas de esas pequeñas, y llamé a mamá y se lo dije. Ella se quedó un
rato al lado de mi cama y me dijo eso de que tenía que ser valiente, que las
barbies no hablan, que no debía tener miedo a la oscuridad. Yo le expliqué
que lo oscuro no me da miedo, pero que las voces de las barbies no me dejaban
dormir. Ella no me hizo caso, y papá tampoco. Y ellas siguieron hablando y
hablando.
Luego, un día, mi Aurora empezó
también a cantar aquello de “eres tú el príncipe azul..”. Me decepcionó, porque
Aurora sabe que necesito dormir bien. Se lo dije, y le pedí que hablase con las
demás para que se callasen, que cantasen o se contasen sus cosas por el día,
mientras estuviera en el cole. Además, hablan entre ellas pero yo no las puedo
entender, creo que lo hacen en un idioma propio, porque yo estoy aprendiendo
inglés y no les pillo ni una. Si hablasen conmigo podríamos jugar, pero no me
hacen caso. Nadie me hace caso, ni ellas cuando hablan, ni mis papás cuando se
lo cuento. Una noche vino a dormir mi amiga Laura y ellas estuvieron calladitas
toda la noche. A
lo mejor porque a Laura sí le da miedo la oscuridad.
Puse todas mis barbies en una caja
y las llevé al cole, mamá cree que no me dí cuenta, pero sé que sacó a Aurora y
la guardó en su armario. Es su problema si se pone a hablar y a cantar por las
noches, peor para ellos. También puse mi hucha con todos mis ahorros, aunque
mamá no se dio cuenta de eso. Es que me da un poco de pena la niña que las
reciba, que no la van a dejar dormir por las noches.
Hoy me han concedido el premio a
la solidaridad en el cole, y me ha dado un poco de vergüenza. Estoy deseando
que se haga de noche, espero que los peluches no se pongan a hablar, porque
hasta dentro de un año no hay otro día de la Solidaridad.
Si yo llego a oír hablar a mis muñecas… no se que hubiera hecho. Lo mismo tirarlas a la basura directamente sin esperar una campaña solidaria. Humm, no se que pensar de esta niña pero me parece poco solidaria aunque claro, si su amiga no las oyó hablar puede significar que solo las oía ella y por eso las regalo, no? Si es asi , entonces pesare que si es solidaria que tratándose de una niña no tienen malicia. Un bessito
ResponderEliminar¿Sin malicia? Ejem… cuando lo escribí pensaba exactamente en eso, en las pequeñas atrocidades, en la maldad infantil, tan inocente y tan brote de lo que crecerá después. La pequeña maldad infantil, tan inocente y perversa al mismo tiempo, me fascina. Gracias por tu comentario MEN.
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