sábado, 24 de marzo de 2012

ESPERANDO A GLADYS



Desayunaba con la sección internacional, deportes lo reservaba para media mañana, ciencia y cultura le animaban la tarde. Al anochecer, Gladys se despedía de él con un buenas noches y el periódico del día bajo el brazo. El, cada mañana, descubría el mundo con tinta recién impresa, mientras ella canturreaba por la casa.

Empezó a pensar que ese atentado estaba durando mucho, su equipo de fútbol perdía de nuevo y los estrenos de teatro le sonaban muy familiares. Las hojas estaban perdiendo tersura, y las letras se desdibujaban, pero el periódico seguía en la mesa cada mañana, junto a su tazón vacío.

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