jueves, 1 de octubre de 2015

Rumor de sábanas y piel



Había un rumor de sábanas y piel
de sudor y deseo 
un rumor reptil entre los labios
el súbito coraje de las ramas
en la verde humedad entrelazada
Chichén Itzá en las venas de la noche.
Había un rumor de selva entre la lengua
la serpiente emplumada en el altar
y el crujir de las ramas entre el pelo
del puma y el jaguar sobre las sábanas.

Atardeceres rojos fantasmales
anegaban los cuerpos
la  certeza
era un beso de pájaro de fuego
orquídea en flor
esa piel con escamas

Había un rumor de saris
de amarillos violentos y naranjas
encendidas las manos de azafrán
flor de loto los labios
caléndulas mordidas los ombligos
allí donde tu cuerpo jazmín blanco
sembraba mis jardines de mandalas

Había un rumor de sábanas y piel
De sudor y deseo 

jueves, 16 de mayo de 2013

"LÍNEA 5" - II PRIMAVERA DE RELATOS INDIGNADOS

"LÍNEA 5"  - II PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS



Se conocieron en un vagón del metro, línea 5, una fría madrugada que pintaba Madrid de carámbanos de hielo. Ella regalaba sus versos por unas monedas. El cantaba sus raíces por la voluntad. Se miraron un instante, justo el tiempo que tardaron las puertas del metro en cerrarse. Un instante infinito. Se buscaron sin descanso durante todo el día. Se soñaron sin descanso durante varias noches. En ese tiempo ambos habían tomado decisiones.


Ella, desde el Ferrol,  acababa de escapar de las garras de un maltratador, de un banco usurpador, de una sociedad castradora, y paseaba sus versos por el subsuelo, lo más lejos posible de su ciudad, sin un techo donde cobijarse pero sintiéndose libre por primera vez.

El venía de un Africa arrasada por las guerras, la sed, la hambruna. Acababa de escapar  de una masacre. Sólo quería un poco de paz, comer todos los días al menos una vez y no tener que esconderse. Casi lo consigue, hasta que aquella mañana le atrapó la Policía. La carrera hacia la expulsión estaba en el box de salida.

Desde ese mismo box de salida, volvieron a cruzarse. El no pudo hacer nada, estaba esposado, sujeto por los guardias. Ella sí pudo. Y lo hizo.

Ahora ella recita sobre el sonido de los tambores y sonríe. El, mientras toca el djembé, acaricia esa curva que va creciendo en el vientre de ella.

miércoles, 1 de mayo de 2013

CAZA MAYOR


 

CAZA MAYOR



Amanece. El campo huele a la primera helada de otoño. La caza, rito ancestral, se enseñorea de la mañana. Los perros ladran inquietos en sus jaulas, esperando el momento de la carrera salvaje.  Los cazadores están dispuestos, vestidos de verde y caqui-camuflaje, botas de cuero, bocas ansiosas. Tras un copioso desayuno de migas y alcohol servido por mujeres, fuman el primer puro del día, miran al monte y esperan. Las mejores escopetas, enfundadas en cuero de Loewe, reposan sobre sus hombros. Los todoterrenos de alta gama, aparcados sobre la tierra escarchada, parecen monstruos dispuestos a derribar árboles, animales y personas que frenen su paso. Es la primera montería de la temporada. Risotadas soeces, miradas lascivas y conversaciones guerreras: la síntesis del machismo más rancio a escena. Los cazadores se emboscan, ojean, y acechan a las jovencitas o a las “nuevas solteras” que nos acercamos por la mañana para ver el desfile de testosterona vestida de camuflaje.

Acaba de anochecer. El aire huele a perfume masculino, a olorosa ginebra cayendo sobre el hielo, a deseo contenido. Es miércoles, los hombres solos tienen permitido entrar al local de intercambios. Follar con mujeres ajenas: esa es la apuesta. Tal vez difícil, tal vez sencilla; la noche está abierta a cualquier contingencia. Las parejas que acuden los miércoles saben a lo que van, o quizá no. Ellos, triunfadores en su vida ordinaria, visten su uniforme oficial: camisas bordadas con un cocodrilo, o cuatro eles superpuestas, jinetes rojos con banderola... Abundan las cabezas sin pelo y las barriguitas cerveceras. También hay hombres tristes, perdedores a ojos vista, cabizbajos y un sí es/no es avergonzados de estar allí. Un negro joven y con buena planta deambula por las salas, como único exponente de un continente de sueños. Suena una música suave, incitadora. La barra del bar es el punto de partida, comienza el juego.

La suerte ha repartido, desigual e injusta como la vida, el puesto que ocupará cada uno. Una vez colocados en sus disparaderos, en religioso silencio, los cazadores se mantienen a la espera, excitados por los ladridos de las jaurías y los gritos de los ojeadores que inundan el valle. Los ecos de los primeros disparos retumban en las pedreras de la sierra. Los voy contando, como desgranando posibilidades, pensando en los otros, buscando las similitudes. Cada cuatro disparos, un animal abatido, me cuentan.

Un cocodrilo verde sobre fondo azul ocupa la primera sala, con sus blancos sofás. Una pareja muy joven comienza a desnudarse, abandonando la ropa en desorden sobre el suelo. Cocodrilo lanza una mano atrevida sobre un pezón olvidado, mientras su dueña retoza entre jadeos: no es rechazado; ha acertado en su intuición. Cuatro eles superpuestas acceden al jacuzzi de la planta superior, copa en mano. Varias parejas, una amalgama de carne en movimiento, ocupan la sala. Cuatro eles abandona su mano así, a su caer, sobre un culo que se bambolea al compás del ritmo que marca una polla que se mueve frenética: error, recibe un sonoro manotazo que descarta cualquier otro intento de acercamiento en aquella habitación, para él y para sus tres amigos. Jinetes rojos con banderolas permanecen acodados en la barra. Entran a toda fémina que se acerca a por una copa. Sin éxito. No tienen posibilidad alguna, más no abandonarán su posición en toda la noche. El resto, los solitarios, se dispersan por el local, ojo avizor.

Cuento dieciséis detonaciones. Se han disparado treinta y seis, me dicen. Disparos fallidos que imposibilitan volver a descargar sobre esa presa. Oportunidad perdida. Al caer la tarde, nueve trofeos reposan en el suelo, cubiertos de sangre y moscas. Un olor montaraz, ácido y primitivo invade el aire. Testosterona mezclada con miedo, con muerte, con alcohol. Los triunfadores se ufanan de sus presas ante los demás, mientras exhiben en la mirada una carga de deseo cuando pasan las mujeres a ver los despojos sobre el adoquinado de la plaza. Un enorme ciervo de siete puntas (una por cada año de vida), reposa en el suelo babeando sangre. Su ejecutor recibe felicitaciones, palmadas en la espalda, miradas de envidia. Aprovecha un momento de descuido de los demás para ofrecer la hermosa cornamenta a una veinteañera prieta y juguetona, a quien duplica en años, aún sabiendo de lo estúpido de su oferta. Es su día de triunfo, hoy puede atreverse a todo. Los abandonados por la suerte se consuelan desollando las piezas, les extraen las vísceras, las cuelgan para que se desangren y su carne se suavice. Ha sido una buena jornada.

Pasadas las tres de la madrugada, los hombres se reúnen de nuevo en la barra del bar. Tres resultados de catorce intentos. Los conquistadores, despeinados y oliendo a sexo fresco, comentan algunos detalles sabrosos con los demás. Piel negra y brillante resbala por la espalda de una rubia de piernas interminables, en un gesto cómplice, mientras baja las escaleras hasta el bar. Una mujer, de curvas profundas vestida de cuero negro, se acerca a la barra y posa sus labios sobre un cocodrilo en pecho. La mano de éste se desliza por su espalda y acaba posándose en el impresionante trasero de su nueva amiga. El marido de ella, por su lado, apoya la mano sobre la teta derecha y le mordisquea con suavidad el lóbulo de la oreja. Ella sonríe y besa a los dos, alternativamente. Los jinetes rojos con bandoleras siguen atornillados a la barra, esperando el nuevo día y poder descargar así su frustración, su resentimiento, sobre sus socios, sus empleados, sus esposas, sus hijos... Los orgullosos triunfadores de la noche abandonan el local con enormes sonrisas en sus rostros. Una perfecta noche de caza mayor.



jueves, 18 de abril de 2013

"PARALELOS (Apenas 38º) PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS


 "PARALELOS (Apenas 38º)”



2°02′ N 45°2¨´ E
Amanece. El hambre como garras en las tripas, cuchillos afilados como alambres bajan por su garganta  desde esa boca aferrada a una teta que ya no tiene leche, una teta fría, un cuerpo que comienza a llenarse de moscas con el primer sol. Tierra seca, lágrimas secas y las moscas, siempre las moscas a su alrededor, en su carne; solo las moscas le acompañan en esta amanecida desgarrada.

 40°26′ N 3°41′ O

Amanece. Sonríe mientras le cambian esos pañales con aloe vera, ungen con colonia su piel. Apura con desgana  un biberón de leche enriquecida con un complejo vitamínico. Cae rendido en su mullida cuna decorada con un móvil con jirafas y elefantes. Todo blanco, limpio, confortable. Su madre le acuna, vigila  su sueño y sus despertares, cada uno de sus sonidos, de sus deseos. Con el primer rayo de sol, el bebé se duerme soñando con moscas.

jueves, 21 de marzo de 2013

II PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS - !POR HUEVOS!



!POR HUEVOS!

Se redujo la comida, el agua, la luz, la sanidad. Todas las mejoras conseguidas en los últimos años se fueron reduciendo. Entonces comenzaron a extenderse las protestas, pero no hicieron caso. La producción se fue ralentizando y cayó hasta el mínimo. Eso fue lo que les hizo dar dos pasos atrás.  Intentaron parar las manifestaciones, hacerles creer de nuevo en la bondad del sistema, pero no consiguieron parar ese clima de malestar pese a las medidas de mejora que introdujeron. Los ánimos se fueron exaltando y llegó la revuelta.

Hubo revolución, muchas plumas al viento y un poquito de sangre. Todo quedó arrasado; habría que comenzar de nuevo, andarse con más cuidado, ofrecer algunas mejoras.


La mañana en que, al fin, creyeron los ánimos calmados y el gallinero quedó de nuevo cercado, descubrieron en una de las filas más apartadas que dos de las gallinas más viejas y una joven pollita primeriza, arengaban a sus compañeras a dejar de poner huevos.

viernes, 8 de marzo de 2013

MACHISMO


No me digas que quieres protegerme

que es peligrosa la calle por la noche.

Yo me defiendo sola.

 

No me mires pensando "pobrecita"

que te saco los ojos, te lo juro.

 

Puedes mirarme el culo

no me importa

derretir tus neuronas

por mi escote

desde el espejo retrovisor

de tu maldito taxi.

 

Puedes, cuando llegues a casa

o en cualquier bocacalle

masturbarte

hacer un gesto obsceno con los dedos

cagarte en mis ancentros

llamarme puta zorra

despreciarme

creerte un macho alfa

o lo que quieras

allá tu

pero al más leve gesto de machismo

yo te saco los ojos, te lo juro.

 

Y no hablo en singular

le pongo voz

a todas esas niñas

con las que te refriegas en el metro.

 

A todas las mujeres

que machacan

cuando tienen un poco de poder

los hombres como tú.

 

Le pongo voz

y mucha mala leche

a las chicas que van en minifalda

y a quienes suponéis

que quieren ser violadas.

 

A todas las mujeres

que tienen que pasar

por la pregunta previa

si piensan tener hijos antes de contratarlas.

 

A las mujeres con carácter

a quienes, entre risas,

llamáis las mal folladas.

.

No me mires pensando "pobrecita"

que te saco los ojos, te lo juro,

y los cuelgo del puto

del maldito cartel en verde de tu taxi.

miércoles, 29 de agosto de 2012

8 minutos


En París, un padre se enfada con su hija durante el desayuno por haber derramado la leche. En Chitungwiza, un niño llora porque se le ha escapado la cabra a la que cuidaba y no sabe si la podrá encontrar. En Kuala Lumpur, un abuelo se descorazona por no poder levantarse de la cama tras un ataque de artritis. En Chicago, una joven llora desconsolada porque su novio la engaña con su mejor amiga. En la bahía de Sidney, un buceador se desespera porque se le termina el oxígeno y no tiene suficiente para la descompresión. En Tokio, un hombre se sube al quicio de la ventana de su oficina tras enterarse que las acciones de su compañía caen en picado. En El Cairo, una mujer llora en silencio tras conocer que su hijo padece cáncer de piel. A bordo de la Estación Espacial Internacional, un hombre siente una punzada de dolor lacerante en su abdomen.

Tras ocho minutos, todo cambiará. Nunca sabrán que el Sol se ha convertido en una gigante roja que engullirá la Tierra y toda vida desaparecerá.